Los altavoces inteligentes, el futuro de la casa conectada
En 2018 llegaron a España los altavoces inteligentes, abriendo la puerta a que los hogares evolucionen en su relación con las máquinas domésticas, al poder utilizar la voz para comandarlas.
Si bien es cierto que los interfaces de voz ya existían en otros dispositivos, como en los teléfonos inteligentes, éstos existían siempre como complemento a otras vías de comunicación no verbal. Si embargo, con los asistentes personales, la voz se convierte en el medio principal para transmitirles nuestros deseos y peticiones.
La estructura de la domótica se basa en 4 capas de tecnología: conectividad (redes, protocolos, infraestructura cloud, routers…), Apps (aplicaciones y plataformas), datos (almacenamiento, agregación, integración, procesado, análisis, business intelligence…) y dispositivos (cámaras, lentes, sensores, microprocesadores, objetos conectados…). En el último grupo estarían incluidos los altavoces inteligentes.
Dentro de este complejo ecosistema del hogar inteligente, los asistentes podrían llegar a convertirse en la principal vía de acceso al control de todos los elementos y de todas las funciones automatizadas de una casa.
Gráfico sobre los países que más hacen uso de las búsquedas por voz y comandos de voz en julio de 2019 – Datos vía Hootsuite
Los principales usos que le dan los usuarios al altavoz son el manejo de la televisión (es decir, que lo utilizan como un mando a distancia), el control de la iluminación eléctrica de las estancias y el vídeo por streaming.
Solamente el 17% de los usuarios los utilizan para controlar los termostatos inteligentes, el 15% para gestionar las cámaras de seguridad de la vivienda, y tan solo el 12% para abrir y cerrar automáticamente persianas y cortinas, o para conectar el dispositivo a un frigorífico inteligente.
Con todo, la consultora OVUM nos augura que la mitad de la población del planeta utilizará asistentes basados en inteligencia artificial dentro de tan solo cuatro años (es decir, en 2023) No hablamos aquí solamente de altavoces –incluye la cifra todos los algoritmos que incorporan ya los teléfonos y los sistemas operativos de los ordenadores-, pero, en cualquier caso, parece que se abre una nueva era de nuestra forma de comunicarnos con los sistemas informáticos, que, poco a poco, cada vez adquieren una mayor inteligencia capaz de acercarse a la forma natural en la que nos comunicamos los humanos. Y los altavoces inteligentes probablemente acaben por convertirse en elementos cotidianos e imprescindibles de la decoración de las casas, como lo fueron hace unas décadas los televisores.